The Color of Madness, la nueva obra de Red Hook Studios
Red Hook Studios, el pequeño estudio que cuadruplicó su inversión en Kickstarter, amplía el que es hasta hora su primer y único juego con The Color of Madness, su segundo DLC en The Darkest Dungeon.
Un juego de nichos y pesadillas
En una industria que se mueve constantemente hacia el multijugador y que reduce la dificultad de los títulos para intentar acceder a toda clase de jugadores, recorrer el camino inverso es tanto un riesgo como un arte. Lo que ha hecho a este juego convertirse en uno de los indies más exitosos de Steam en este contexto.
Darkest Dungeon, coronado como un juego único, es el Saturno devorando a sus hijos en un museo de pop art; un juego gótico, siniestro y ‘cabrón’ hasta en sus propias mecánicas: combates ganados que se tornan en un desastre, una gestión de recursos digna de un Excel y personajes que mueren o enloquecen en el peor momento. Todo regado con un autoguardado dictatorial… Los errores y golpes de mala suerte quedarán atados, y bien atados, a tu partida.
Los combates siguen la estructura rolera clásica: tanques, sanadores y personajes ofensivos. La colocación será importante, tanto como conocer las habilidades propias y las mecánicas de los enemigos.
Un diseño artístico a otro nivel
Más allá de los combates, la elección de héroes y heroínas (con más de 15 clases diferentes gracias a la gran comunidad de fans y modders) o el deambular por las mazmorras; Darkest Dungeon es una obra literaria digna de todo un capítulo de Becquer o de las líneas del primer Max Payne. La narración en off del ancestro nos acompañará siempre: en la batalla, en los paseos por los edificios del poblado y en los momentos de pausa; brindando situaciones tan memorables y con tanta personalidad como los descansos frente al fuego de una hoguera.
“Apiñados, juntos en la oscuridad; furtivos, vulnerables… Ratas en un laberinto…” Para paliar el estrés, el cansancio y lamer las heridas, se podrá acampar en medio de las mazmorras. Pan y paz: una pausa tan necesaria para los personajes como para el propio jugador.
La banda sonora será el cuarto poder en este juego. Compuesta por Stuart Chatwood (compositor de la saga de The Prince of Persia de PS2 y XBOX) transmitirá la tensión del preludio por un lado y la asfixiante dificultad del combate por el otro. Nada de cambiar de tema musical: el ritmo se irá adaptando según el jugador se encuentre explorando o combatiendo contra algún jefe.
La alquería, el nuevo renglón para probar tu resistencia
The Color of Madness añade una nueva región que funciona como un extra del juego principal, ya que se basa en resistir todas las oleadas posibles de enemigos e ir aumentando el botín. El contenido está bien, es muy asequible (4,99 euros) y añade enemigos y recursos nuevos. Sin embargo, las cosas como son: no está al nivel del resto del título, aunque con el tiempo se convierta en un imprescindible.
Este DLC alegrará principalmente a los fans consolidados, deseosos de volver a tener una excusa para someterse a la retadora agonía que regala este juego.
La ruina ha llegado a nuestra familia…
Darkest Dungeon es un juego ambicioso. Una magnífica mezcla entre un potro de tortura y una partida a la ruleta rusa. Es algo capaz de mantenerte suspendido entre la hipocondría de tomar una decisión equivocada, y el morbo de tocar una y otra vez un tambor que sabes que nuca llegarás a dominar del todo.
Un juego retador, brillante y cautivador; un remanso de creatividad en tiempos de una industria indiferente.