Reflexión

¿Es culpa solo de los políticos españoles?

Los políticos españoles del siglo XXI no son como los del siglo XX ni viceversa. Cada generación ha superado los retos de sus respectivos momentos. Por ello, me gustaría realizar una reflexión que afecta a políticos españoles de toda índole y posicionamiento. ¿Por qué padecemos esta epidemia de opacidad, mentiras y desprecio por lo ajeno?

Supongo que los problemas no se desarrollan de un día para otro. Estamos saturados de currículos falseados, másteres dudosos o presuntos plagios de tesis. ¿Cómo hemos llegado a un nivel semejante en los políticos españoles? ¿Es verdad que la culpa es exclusiva de ellos por su labor representativa y de ejemplo para la sociedad?

Obviamente, su culpa es suya y tienen que apechugar con ella, pero ¿qué pasa con la sociedad?. ¿Los ciudadanos a pie de calle tenemos comportamientos ejemplares? Creo que a más de uno se le pasará por la cabeza cuando un compañero de trabajo se agencia un boli o un cuaderno de la empresa para usos particulares porque “tiene el derecho”. Tampoco nos podemos olvidar de aquellos que han realizado un máster (sin ayuda de dudosa ética) dónde más de un compañero se quejaba porque había mucho trabajo pendiente y había pagado por el título del máster.

¿La sociedad debería hacerse un examen de conciencia?

¿Qué sucede cuando una persona en vez de acceso a un boli lo tiene a un presupuesto de millones de euros? ¿Qué sucede cuándo las universidades dejan de defender la cultura humanística, científica y artísticas de las que fueron abanderadas durante siglos? ¿Qué sucede cuando una sociedad permite que pasemos de una democracia a una partidocracia? ¿Qué sucede cuando no se pone freno a los desmanes cualquier ciudadano?

¿Acaso no deberíamos pensar el motivo de haber llegado a esta situación? Está claro que los políticos españoles están cogiendo a pulso esta mala fama. Pero los ciudadanos no ponemos nuestro granito de arena para evitar que estas situaciones sucedan. De hecho , dejamos un amplio margen de actuación.

Como conclusión: Ni todos los políticos españoles defraudan ni todos los ciudadanos rechazan un comportamiento cívico. El problema es complejo y seguro que personas más doctas sabrán la solución. Mientras tanto, pagarán justos por pecadores.