Damos una visión distinta de las películas Disney
Muchas opiniones a día de hoy se lanzan contra las películas Disney. Son tachadas, por distintos grupos, de machistas y de plantear el amor entre el hombre y la mujer como la única posibilidad de felicidad.
Pues desde aquí pretendo dar mi punto de vista al respecto.
Ejemplos significativos
En primer lugar, hay que entender que muchos de dichos largometrajes están ambientadas en sociedades machistas, por la época en que se plantean sus historias y, a pesar de ello, muchas de las princesas Disney consiguen zafarse.
Por ejemplo, en La Bella y la Bestia vemos cómo Bella rompe con el estereotipo. En una Francia donde no se concibe que la mujer pueda realizar una actividad como es leer un libro, es capaz de rechazar al machista de turno, Gastón. Y esto porque aunque la sociedad empuja a ello, Bella tiene una mentalidad más acorde con la actualidad.
Y la demostración de que puede acabar con quien ella quiera lo demuestra enamorándose de Bestia. Creo que a la vista está que no es por el físico (otro debate es quien piense que puede deberse a un Síndrome de Estocolmo o similar). Otro tema es que luego se convierta en príncipe de carne y hueso, pero es algo necesario por la trama y por necesidades fisiológicas.
O qué decir de Jasmin en Aladín, que es capaz de romper las leyes de una tierra como Arabia e irse con un pobre como Aladín. Al margen de lo más o menos fantasioso del argumento, nos encontramos con otra princesa que huye de su destino por amor.
Mulán en un mundo de hombres
En el caso de Mulán, seguramente el caso más clarividente, nos deja ver a una mujer haciéndose hueco en un mundo donde la lucha es “cosa de hombres”. Tanto es así, que tiene que hacerse pasar por hombre para poder demostrar su valía. Y siendo ella misma, una mujer, es como salva a China, y “conquista” al capitán.
Por supuesto, existen más películas donde la mujer (princesa) no desarrolla un papel en igualdad de condiciones que el hombre (príncipe). Pero lo más justo es adaptarse a la realidad histórica que la película represente, y si se ajusta a la misma no pienso que debiera ser objeto de crítica.
Los ejemplos anteriores son casos claros de la relevancia de la mujer en situaciones desfavorables (temporal o geográficamente).
¿Qué problema existe con el amor que refleja Disney?
Otra de las reflexiones que quería dejar es acerca de la concepción del amor romántico que se desprende de las películas de Disney.
En ellas, parece que se idealiza al príncipe ante una princesa anonadada. Pero estas películas nos enseñan en muchas ocasiones que hay que sobrepasar muchas barreras morales y superficiales para ser capaz de amar a algunos de sus personajes.
Qué decir de Jane y Tarzán, aprendiendo éste de ella su verdadero origen y óomo es un ser digno de amar y ser amado.
Además, no veo negativa la forma en que expresa el amor Disney. Igual de legítima es esta forma de vivir que cualquiera otra alejada de una concepción de amor de pareja. La variedad es riqueza y que dos personas se demuestren su amor es también valioso y bello.
Retos del futuro para Disney…
Por último, me gustaría añadir para finalizar esta reflexión uno de los objetivos próximos de Disney, que no creo que tarden mucho en poner en práctica. Y es que, hasta día de hoy, no se han usado parejas homosexuales en sus películas, sino que siempre que se ha acudido a parejas en los argumentos, se han referido a hombre y mujer.
Pues bien, la tendencia de los nuevos tiempos apunta a una mayor apertura. Los rumores apuntan a que Elsa, protagonista de Frozen, pueda ser el primer personaje de Disney declarado abiertamente homosexual.
Se habla de una segunda película, que haría que Disney no se ancle en el pasado y trate de normalizar lo que en sí lo es: dos personas, del sexo que sean, que se amen.
El tiempo nos dirá por donde evoluciona Disney. Por ahora, parece que respetando lógicas trazadas por la historia, no será algo extraño encontrar expresiones de amor distintas a las que estábamos acostumbrados.